Finca Rosa Blanca: Arte, Café y Sostenibilidad en el Corazón de Costa Rica

Hace unos días tuve el privilegio de visitar Finca Rosa Blanca, una joya escondida entre los cafetales de Santa Bárbara de Heredia a unos 45 minutos de la capital. La visita se dio en el marco de una gira técnica con varios expositores y asistentes del Sustainable & Social Tourism Summit 2025, evento del cual nuestra empresa Green Circle Experience es orgullosamente patrocinadora.

El cantón de Barva es ya de por sí un lugar agradable, un digamos suburbio del GAM, a unos 1100msnm ideal para cultivo de café.  Fuimos recibidos por Glen JeanPaul su propietario quien junto a su madre en 1986 compraron la hasta entonces finca de café tradicional. Hileras de matas de café más semejantes a un monocultivo (Salvo algunos árboles frutales ocasionales sembrados para dar sombra).

La arquitectura del hotel ya lo hace interesante un lobby sencillo pero acogedor con una gran vista al valle central declara la altura a la que nos encontramos. El contexto nos deja claro que no estamos en un hotel masivo y tradicional sino en uno personalizado con un fuerte enfoque en la hospitalidad personalizada. También tan pronto entra una docena de bolsas de café comunican la temática y orgullo del hotel, el grano de oro que construyó Costa Rica. 

Una historia de visión y compromiso

Finca Rosa Blanca nació del sueño de una familia apasionada por el arte, la sostenibilidad y, por supuesto, el café. Más de 40 años después, ese sueño ha florecido en una propiedad que combina de forma magistral la hospitalidad de lujo con prácticas ecológicas profundas, ganándose reconocimientos internacionales y el respeto del sector turístico nacional.

Allí, finca, hotel y café son la misma cosa. 

Café orgánico con alma costarricense

Durante nuestro recorrido por las plantaciones de café, caminamos entre arbustos de Geisha, Caturra y Obatá, mientras aprendíamos sobre los métodos orgánicos y biodinámicos que implementan. Pude presenciar cómo las prácticas agrícolas tradicionales se combinan con tecnologías limpias y soluciones regenerativas, como el uso de compost, corredores biológicos y sombreado natural.

Mientras que los cafetales tradicionales consisten en sembrar hileras de árboles de café con trillo o caminos limpios y sin vegetación con el fin de optimizar la producción y cosecha por metro cuadrado, en Finca Rosa Blanca la selva comparte el terreno con las plantas de café, El resultado es una cobertura boscosa densa, rica en biodiversidad de flora y fauna. 

Glen su propietario y nuestro guía nos mencionó que el primer contéo de aves en la finca era apenas de unas 40 variedades, pero realizados los cambios, la plantación de árboles nativos y endémicos hoy la finca cuenta con más de 190 especies visibles en la zona, esto es notable para un lugar a escasos 40 minutos del ajetreo de San Jośe. 

Compartimos nuestro recorrido por la finca con un grupo de visitantes a la cumbre, predominantemente mexicanos y hondureños, Ambos países al igual que Costa Rica son productores de café, si bien sus contextos socioeconómicos y ambientales son diferentes, debo decir que me sorprendió lo agradablemente impresionados que se encontraban y como realizaban preguntas que quizás podría calificar de inocentes. Como su atención por la ausencia de un sistema de riego. 

En Costa Rica nuestra abundante y copiosa época lluviosa hace que no sea necesario establecer sistemas de riego (para todos los cultivos) y por el contrario pŕacticas como las de Glen de aumentar la cobertura boscosa ayuda a que la tierra pueda procesar mejor los excesos de agua evitando deslizamientos. También los procesos de cuidado y control de enfermedades del café se hacen de manera natural y orgánica. Y toda vez que se necesite aplicar compuestos químicos estos son orgánicos y con nulo impacto colateral para las especies que cohabitan el espacio. 

Me pareció entonces que muchas veces las producciones de alimentos tienen el contexto de depender de extensas intervenciones industriales y químicos complejos de laboratorio cuya formulación se hace con el único interés de resolver un problema y poco o nula atención a los daños colaterales y residuales que puedan provocar. 

La experiencia de catación fue, sin duda, uno de los puntos altos. No solo por la calidad excepcional de su café —ganador de múltiples premios en el World Coffee Challenge— sino por el relato que acompaña cada taza: un relato de respeto, resiliencia y pasión por Costa Rica.

Turismo lento, sostenible y con propósito

Como profesional del turismo, fue muy grato ver cómo Finca Rosa Blanca encaja perfectamente con los cuatro pilares que defendemos desde People of Costa Rica, Green Circle Experience, Costa Rica Species y Paradise Products Costa Rica:

  • Turismo lento, porque invita a detenernos, respirar, saborear y comprender.
  • Turismo sostenible, gracias a su puntuación perfecta en la Certificación de Sostenibilidad Turística (CST) y sus prácticas ejemplares.
  • Turismo social, por su conexión genuina con la comunidad local, desde el empleo digno hasta el apoyo a iniciativas educativas.
  • Y turismo comunitario, porque involucra a los vecinos, artesanos, guías y productores como actores protagonistas de la experiencia.

Un modelo a seguir

Finca Rosa Blanca es más que un hotel boutique o una finca cafetalera: es un modelo a seguir. Representa esa Costa Rica profunda que muchos queremos preservar y mostrar al mundo. Esa que apuesta por el arte, la tierra, las personas y las decisiones con conciencia.

Desde People of Costa Rica, me enorgullece contar historias como la de Finca Rosa Blanca. Historias que nos recuerdan que el turismo no tiene que ser extractivo, que puede ser regenerativo, sanador y profundamente humano.

Invito a todas las personas que buscan vivir Costa Rica con sentido y belleza a visitar este lugar. Les prometo que saldrán transformados, como yo lo hice.