Cada país necesita una feria del agricultor. En Costa Rica, la más antigua y quizás la más grande (que conozco) es la de Zapote. Desde antes de que yo naciera, la feria ha estado ahí cada domingo, reuniendo a más de un centenar de vendedores y agricultores.
Muchas de las personas y rostros se han vuelto familiares. Generaciones de compradores y vendedores se han encontrado y presentado entre sí, viéndose crecer y envejecer domingo a domingo.
Las bromas entre la gente, los comentarios sobre los resultados de los partidos de fútbol y las rápidas actualizaciones sobre la salud y la familia ocurren cada domingo desde las 5 de la mañana hasta las 2 de la tarde, en un ambiente muy jovial.
Me encanta lo colorida que es la feria, especialmente la disposición de frutas y verduras en los puestos, y las personas que esperas ver cada domingo para compartir breves momentos y un cálido «Pura Vida»