Uno de los privilegios de la fotografía es estar literalmente del otro lado de la barrera, poder experimentar los eventos por los cuales otros se levantan temprano e incluso hacen fila antes que quienes están en primera fila.
Sin embargo, creo que uno debe saber cómo conducirse en el lugar; el privilegio y la confianza otorgados por los organizadores del evento deben ser correspondidos con una presencia sutil, que permita a los espectadores disfrutar del evento sin que el fotógrafo interfiera.
Adoro los lentes con alto zoom porque me permiten aprovechar sujetos distantes e incluso capturar excelentes fotos sin necesidad de estar cerca. Son especialmente útiles para tomas de naturaleza y algunos macros espectaculares. Por supuesto, como todo fotógrafo sabe, no hay un lente perfecto; lo que se gana en distancia a veces se sacrifica en otros parámetros.
De todos modos, también aprendí a usar un lente fijo de 50 mm… Creo que es un lente desafiante… Considero que los retratos son especialmente difíciles… En los eventos, aprendí a cambiar de lentes en segundos para capturar cualquier momento. A veces también es útil contar con dos cámaras.
Insisto en que los fotógrafos no deben ser el centro de atención en los eventos; no debemos opacar la ocasión. Sin embargo, de vez en cuando suceden cosas—como lo que me ocurrió en Cartago—y la verdad es que estos momentos son una verdadera alegría.