Él es Víctor agricultor y vendedor. Él me conoce desde antes de yo conocerlo a él. Desde que tengo uso de memoría ha sido una cara recurrente en la Feria del Agricultor de Zapote. ¡Quién sabe cuantos domingos lo he visto! Recuerdo que cuándo era niño Víctor era un hombre de mi entera confianza, la familiaridad con la que saludaba a mi madre y mi tía y a mí me hacían pensar que era un familiar más.
Una cara que esperaba ver cada fin de semana, de hecho era uno de los vendedores que esperaba ver todos los días pues sabía que no iba a irme de su puesto sin alguna fruta regalada para irme comiendo. Y han pasado los años y sigo visitando la Feria de Zapote y lo sigo buscando y lo sigo encontrando y saludando con la misma familiaridad con la que lo hacía cuándo aún estaba aprendiendo a caminar.
Lo mejor de todo es que aún salgo de su puesto de venta con alguna fruta que no pague para el camino…
Para mi el no ha envejecido un día desde que lo conozco pero yo si que lo he hecho… En fin el dice que yo no he cambiado en nada desde que me conoce así que quizás la sensación sea mutua.
Considero a Víctor mi amigo, hace años cuando murió mi tía por la que Víctor sentía especial cariño y debí darle la noticia, Victor cerró temprano su puesto y se hizo presente en el velatorio. Con ropa de vender, tras una mañana de mucho trabajo y por primera vez en mi casa, la familia lo recibió como quien recibe a un amigo o aun familiar más.
Su gesto es algo que no olvidaré.