El Volcán Rincón de la Vieja, uno de los colosos de la Cordillera de Guanacaste, se mantiene como uno de los centros de monitoreo vulcanológico más activos de Costa Rica. Su comportamiento, aunque a veces alarmante, es una parte intrínseca de su geología y un recordatorio constante de las fuerzas que dan forma a la región.
La reciente erupción moderada, registrada el pasado sábado 18 de octubre, es un ejemplo perfecto del «pulso» habitual de este volcán. Aquel evento, que generó una columna de gas y ceniza de 3.000 metros sobre el cráter, no es un hecho aislado, sino la manifestación más reciente de un ciclo de actividad que define al Rincón de la Vieja.
La Personalidad del Volcán: Erupciones Freáticas
A diferencia de volcanes que se caracterizan por flujos de lava (erupciones magmáticas), la actividad histórica y reciente del Rincón de la Vieja es predominantemente freática.
Este tipo de erupción ocurre cuando el magma, muy profundo, calienta el agua del sistema hidrotermal del volcán, especialmente la de su lago ácido en el cráter activo. La acumulación de presión por el vapor de agua genera explosiones que lanzan al aire una mezcla de vapor, gases, ceniza, rocas y los sedimentos del fondo del lago.
Estas explosiones son las que, como ocurrió el sábado, provocan la caída de ceniza y un fuerte olor a azufre en comunidades cercanas como Dos Ríos y Aguas Claras.
El Peligro Histórico: Los Lahares
La principal amenaza asociada a este tipo de actividad no es la lava, sino los lahares.
Cuando el volcán expulsa el agua del cráter de forma violenta, esta desciende por las laderas, mezclándose con ceniza fresca y material suelto, formando flujos de lodo caliente (lahares). Estos flujos bajan a gran velocidad por los cauces de los ríos que nacen en el volcán, como el Río Pénjamo o el Río Azul, arrastrando rocas y árboles.
Históricamente, los períodos de mayor actividad del Rincón de la Vieja (como los ocurridos en las décadas de 1960, 1990 y el ciclo actual que se intensificó desde 2011) siempre han incluido lahares como el principal fenómeno de riesgo.
Un Estado de Alerta Constante
Según el Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (OVSICORI-UNA), la actividad de este fin de semana es consistente con el estado de alerta actual del volcán: Nivel 2 (Amarillo), que significa «Precaución».
Esto indica un volcán activo con erupciones pequeñas pero frecuentes, sismicidad variable y emisiones de gases. Si bien el Parque Nacional Rincón de la Vieja mantiene abierto su sector de Las Pailas—famoso por sus fumarolas y pailas de lodo—, el acceso al sendero que conduce al cráter activo permanece cerrado desde hace años, precisamente como medida de seguridad ante este comportamiento explosivo e impredecible.
La reciente erupción no cambia el estatus del volcán; simplemente confirma por qué el «Gigante de Guanacaste» exige respeto y monitoreo constante.