Durante la apertura de la Cumbre de los Océanos de las Naciones Unidas (UNOC) celebrada en Niza del 9 al 13 de junio de 2025, el presidente Emmanuel Macron lanzó una advertencia que marcó el tono de todo el evento: solo el 2,7 % de los océanos del mundo están verdaderamente protegidos, muy lejos del objetivo global del 30 % para el año 2030.
A pesar de que más de 110 países han firmado compromisos para alcanzar este objetivo —conocido como el “30×30”—, Macron denunció que muchas de las llamadas “áreas marinas protegidas” existen solo en papel. Son espacios donde, en la práctica, continúa la pesca industrial, la contaminación o la ausencia total de vigilancia y financiamiento. A estos espacios se les conoce como “parques de papel”, y según el mandatario francés, “ya no podemos permitirnos fingir que protegemos el océano”.

Una propuesta concreta: el Pacto Global por los Océanos
Francia no se limitó a señalar el problema, también propuso soluciones. Macron presentó la idea de un Pacto Global por los Océanos, que establecería estándares internacionales claros para definir y gestionar las áreas protegidas. También incluiría mecanismos de financiamiento para apoyar a países en desarrollo y sistemas de monitoreo con tecnologías como satélites y sensores marinos.
Esta propuesta busca cerrar la brecha entre países ricos y países del sur global —especialmente en África, el Pacífico, América Latina y el Caribe— que enfrentan grandes desafíos para implementar políticas de protección efectiva debido a la falta de recursos.
Costa Rica como ejemplo y socio clave
Uno de los países más citados durante el evento como ejemplo de buenas prácticas fue Costa Rica, que coorganizó la conferencia junto a Francia. Actualmente, Costa Rica protege más del 30 % de su territorio marino, cumpliendo ya el objetivo del 30×30 antes de tiempo.
La alianza entre Francia y Costa Rica fue vista como un modelo de cooperación entre el norte y el sur, demostrando que la protección oceánica es posible cuando se combinan liderazgo político, conocimiento científico y participación ciudadana.
Ambos países participaron juntos en mesas de trabajo sobre pesca sostenible, restauración de arrecifes, regulación de la minería submarina y eliminación de la contaminación por plásticos.

Un llamado a la acción urgente
Macron concluyó su intervención con un mensaje contundente:
“El océano se calienta, sube, se acidifica y pierde oxígeno. Si no actuamos ahora, condenamos a las futuras generaciones a vivir en un planeta irreconocible.”
El reto es global, pero también profundamente humano. Para Costa Rica, un país rodeado de océano y profundamente conectado con la naturaleza, este tipo de llamados son una oportunidad para seguir demostrando que, incluso siendo un país pequeño, podemos liderar transformaciones globales con impacto real.