El Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC) ha nombrado una comisión especial de carácter urgente para evaluar los «posibles daños» al Humedal Nacional Térraba-Sierpe (HNTS), el humedal más grande del Pacífico costarricense y un sitio de vital importancia internacional.
La medida es una reacción directa a las crecientes alertas sobre el proyecto de un relleno sanitario en la localidad de Salamá de Osa, Puntarenas, que amenaza con contaminar las aguas subterráneas de este ecosistema.
La amenaza específica que disparó las alarmas es la «construcción de una planta de tratamiento de desechos» por parte de la empresa de capital estadounidense, Nova Tierra Energy Costa Rica. El temor principal es que la operación de este relleno sanitario pueda contaminar los acuíferos que alimentan directamente al humedal, un daño que podría ser irreversible.
Este riesgo no es nuevo. Ya en enero de 2025, la Secretaría Técnica Nacional Ambiental (SETENA) había emitido una medida cautelar que suspendió la viabilidad ambiental concedida a dicho proyecto, precisamente mientras se determinaba el verdadero impacto hídrico. La nueva comisión del SINAC parece ser el siguiente paso institucional ante la presión comunitaria y la gravedad de la denuncia.
Un Ecosistema Vital Protegido Internacionalmente
El Humedal Nacional Térraba-Sierpe no es un área silvestre cualquiera. Es el hogar del bosque de manglar más extenso e importante del país, un ecosistema que funciona como una «sala de cuna» para innumerables especies de peces, moluscos y crustáceos. De su salud depende gran parte de la pesca artesanal de la Zona Sur.
Además, desde 1995, está designado como un Sitio Ramsar, lo que significa que el Estado costarricense tiene un compromiso internacional ineludible de protegerlo, conservarlo y asegurar su uso racional. El humedal actúa como una barrera natural contra inundaciones y tormentas, y como un filtro biológico que purifica el agua.
El Relleno Sanitario: La Última de Múltiples Amenazas
La preocupación por el relleno sanitario se suma a una larga lista de presiones que ya están degradando el humedal. El HNTS vive bajo un asedio constante desde múltiples frentes:
- Contaminación por Agroindustria: Durante años, estudios han alertado sobre la escorrentía de agroquímicos provenientes de las plantaciones de piña y palma aceitera en las partes altas de la cuenca. Pesticidas y fertilizantes viajan kilómetros por los ríos hasta depositarse en el delta, afectando la calidad del agua y la fauna.
- Ocupación Ilegal y Usurpación: El humedal ha sufrido de una débil fiscalización territorial. En julio de 2025, la Fiscalía Adjunta Ambiental logró que un tribunal ordenara a un particular suspender actividades ilegales dentro del área protegida, que incluían ganadería extensiva (más de 100 reses), siembras de arroz, relleno de terrenos y la construcción de canales de drenaje.
- Pesca Ilegal: La zona es constantemente afectada por el uso de «trasmallos», redes de pesca prohibidas que arrasan con las poblaciones jóvenes de peces en sus zonas de reproducción.
La Comunidad en Pie de Lucha
La reacción al proyecto del relleno sanitario ha sido contundente. Grupos locales, como los Gestores Ambientales del Sur (GAS), han calificado la propuesta de «ecocidio» y han recolectado más de 400 firmas para oponerse formalmente al proyecto.
La comunidad y las organizaciones ambientalistas son quienes han mantenido la alerta, exigiendo a las instituciones (SETENA, SINAC y el Ministerio Público) que actúen ante lo que consideran la amenaza más reciente a un ecosistema que ya se encuentra en un punto crítico.
La comisión nombrada por el SINAC tiene ahora la tarea de emitir un criterio técnico sobre el relleno sanitario. Sin embargo, este caso evidencia el conflicto de fondo: un choque entre el modelo de desarrollo económico de la región y la urgente necesidad de conservar uno de los patrimonios naturales más valiosos de Costa Rica.






